LAS COMUNIDADES DE
SALAMANCA CELEBRAN
LOS CENTENARIOS DE
CARMEN Y SOCORRO
El 1 de diciembre las comunidades
de Salamanca hemos querido celebrar de manera conjunta el segundo centenario del
nacimiento de Carmen de Castro y el
primer centenario de la muerte de Socorro Hernández.
Dos mujeres significativas en la
Congregación vinculadas a Salamanca. Carmen por su nacimiento, por los muchos
años que vivió en esta ciudad, por
pertenecer al grupo fundacional y hacer su profesión en Salamanca… Socorro,
por conocer a Bonifacia en Salamanca y pasar aquí los siete últimos años de su vida, aquí muere
y está enterrada.
Una Eucaristía a las 5 de la
tarde en la Casa de
Espiritualidad nos reunió a 31 Siervas de las comunidades
de Salamanca.
Ambientaban la capilla las dos
fotografías de Carmen y Socorro y otros símbolos que se añadieron en el
ofertorio; dos cirios, los dos libros escritos sobre ellas y unas semillas.
La monición de entrada escrita
por Adela fue motivadora:
Dos mujeres Siervas de San José, Carmen de
Castro y Socorro Hernández, nos convocan
en esta tarde a la Eucaristía, en la que
damos gracias por ellas y hacemos memoria de la importancia que tienen en la
historia de la Congregación y en este momento actual.
Ellas guardaron el tesoro de nuestro carisma
congregacional con su vida de humildad y servicio a la manera del Taller de
Nazaret y fueron apoyo y ayuda incondicional a Santa Bonifacia,
permaneciendo con ella al pie de la cruz de Jesús y arropándola con su amor y
fidelidad.
Hoy cuando nos lamentamos de nuestras
carencias institucionales y sin perspectivas de futuro, mirar a estas dos
mujeres Siervas de San José, en su trayectoria de fidelidad y confianza en
Dios, nos puede ayudar a superar nuestro temor ante lo que está por llegar.
Pidamos en esta tarde que el Señor nos
conceda una gran fe y confianza en Él para que no nos desanimemos ante lo
venidero y podamos vivir de corazón lo
que nos dijo Santa Bonifacia: “Tened plena confianza en Dios que no nos
abandona nunca”.
En la homilía,
José María Miñambres, párroco de la iglesia de San Juan Bautista, nos invitó a
vivir como estas dos mujeres en una actitud continua de adviento, de fidelidad
y esperanza y a movilizarnos y apasionarnos por el que viene cada día a nuestro
encuentro.
El salmo
responsorial, cantado por Rosario Sierra, fue respondido con emoción por todas:
“La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular”. Bonifacia siguió los pasos de Jesús. Cantar
esta frase en la Casa donde ella fue tan humillada y rechazada tenía una resonancia
especial.
Al terminar la
Eucaristía, compartimos un chocolate en una
agradable convivencia fraterna que
favorece el encuentro de las Siervas que vivimos en esta ciudad y nos ayuda a
crecer en sentido de pertenencia.
Cada comunidad
se acercará a estas dos Siervas de san José desde la lectura de textos
adecuados, la reflexión, oración y el compartir comunitario.
Felicidades a
todas las Siervas por estas dos testigos de fe y esperanza que junto a
Bonifacia y a Butiñá son raíces y fundamento de nuestra Congregación.
Rosario Hernández, ssj
¡QUÉ BONITO TODO! MUCHAS GRACIAS POR COMPARTIRLO. FUE UN DÍA PARA DARA MUCHAS GRACIAS A DIOS POR ESTAS DOS GRANDES MUJERES SIERVAS DE SAN JOSÉ
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