El 6 de Junio, después de correr mucho en nuestros respectivos trabajos, emprendimos el viaje a Cádiar llenas de ilusión, con el deseo grande de vivir ese día-fiesta con la Comunidad, que nos esperaba con alegría.
Ya pudimos compartir con ellas la comida y por la tarde llegó la gran sorpresa. Fue en la Eucaristía parroquial. A partir de las siete fuimos llegando, ensayo de cantos con el pueblo por parte de Inmaculada y a las siete y media la Eucaristía.
En el Altar Mayor, a la izquierda, presidía un gran cuadro de nuestra Fundadora. Estaba colocado con cariño, enmarcado en una especie de baldaquino, sobre un fondo de tela dorada.
Al empezar la Eucaristía, el Párroco invitó a la Comunidad: Trinidad Llamazares, Rosario López e Inmaculada Jiménez y a
Mercedes González, por los 22 años que estuvo en Cádiar, a subir al presbiterio y colocarse alrededor del cuadro. Después de unas sencillas preguntas y ante la sorpresa de todos, procedió a retirar la tela dorada que daba fondo al cuadro de nuestra Fundadora y pareció una preciosa pintura, obra del artista granadino, Rafael Reina González, que también se encontraba allí.
Podéis imaginar que la Iglesia casi se vino abajo por los aplausos y por nuestros ojos y por los de mucha gente empezaron a aparecer lágrimas de emoción profunda y agradecimiento.
La Eucaristía continuó solemne y sentida, siempre con los ojos del cuerpo y del alma puestos en la figura de nuestra Fundadora, cuyo carisma, vida y misión desentrañó el párroco en una preciosa homilía.
Terminada la Eucaristía conocimos al pintor y supimos que la idea de este cuadro y su elaboración se venía fraguando desde septiembre.
La pintura representa a nuestra Fundadora como está en la clásica foto de la mesita y el Crucifijo, pero en la mesita lo que hay es un cordón y una imagen pequeña de la Sagrada Familia.
Para colmo de detalles, el Párroco nos obsequió a todos con unas estampas-foto del cuadro, en cuyo reverso aparece la fecha de la entronización de Sta. Bonifacia en la Parroquia de Cádiar: 6-VI-2014 y nos indicó cuál sería su lugar definitivo, escogido con cariño y detalle: en la capilla del Santísimo, encima del Sagrario.
Terminada la Eucaristía, el grupo de laicas tenía preparada una sencilla invitación en el salón parroquial, este hecho provocó una larga y entrañable convivencia, en la que todos/as disfrutamos y nos sentimos en familia, en un pueblo en el que las Siervas de S. José, a lo largo de 41 años hemos construido una historia de servicio y sencillez, de taller y familia.
El sábado, día 7, disfrutamos con la Comunidad de un día en el campo, comentando y volviendo a vivir todo lo experimentado el día anterior.
El tiempo y la naturaleza con sus maravillosos paisajes se aliaron para regalarnos una jornada relajada, en familia, no exenta de añoranzas para las que ya conocían el lugar y en otras ocasiones habían disfrutado de él.
El domingo fue un día importante, sentido y temido por todas.
Inmaculada había acordado con el Párroco que después de la Eucaristía subiría al Altar y comunicaría al pueblo que la comunidad, las Siervas de S. José, después de 41 años, nos veíamos obligadas a dejar Cádiar.
Hizo una reseña rápida y entrañable de nuestros años de presencia en la Alpujarra y en Cádiar en concreto. Habló de acogida, trabajo, compenetración mutua, convivencia vecinal sencilla y entrañable, al estilo de Nazaret.
Confesó que para nosotras era una noticia triste, pero hay imponderables que obligan a tomar decisiones y puestas en las manos de Dios, apoyadas siempre en la fe y la esperanza, hay que seguir el camino.
El sentir del pueblo no nos sorprendió, se esperaba. Todo dentro de una atmósfera de serenidad y sencillez.
El cuadro de nuestra Fundadora presidió y acogió también la noticia. Seguro que ella, desde su lugar privilegiado, seguirá mirando con amor a estas gentes sencillas que la tienen ya metida en sus vidas como algo cotidiano y natural.
Cádiar, un trozo de historia de las Siervas de S. José donde se sembró Nazaret. Seguro que la Comunidad que ahora tiene que emigrar seguirá derramando esa misma semilla por otros campos. Lo importante para nosotras es que perviva Nazaret.
¡Gracias a todas las que habéis dejado algo de vuestra vida en Cádiar!.
Comunidad del Polígono de Granada
Gracias por compartirnos esta experiencia entrañable. Al irla leyendo me brotaban sentimientos encontrados: en medio del dolor por la salida de las SSJ de ese querido pueblo, agradecimiento por tanta vida entregada ahí por las hermanas y tanta vida recibida por ellas del cariño y acogida de sus gentes... Un abrazo fuerte
ResponderEliminarLo más importante es la semilla que habéis sembrado , ella, seguirá dando fruto a pesar de la ausencia, que a partir de ahora, se convertirá en mayor presencia.
ResponderEliminarAbrazos.
Gracias por compartir esa celebración y por lo que en ella hay de vida...de muchas semillas sembradas en esa tierra entre esa gente, el Señor,a su manera, las hará fecundar, desde esta tierra argentina a muchos kilometros, sentimos el gozo y el dolor de esta vida de ssj entregada. Un abrazo muy fuerte
ResponderEliminarHermanas muy queridas de Cádiar:
ResponderEliminarLas hermanas sevillanas que estamos viviendo cosas muy parecidas al resto de las que en estos días se despiden de lugares tan queridos, nos unimos a vosotras, nos es fácil intuir vuestros sentimientos, y confiando en Dios nos ponemos en camino sabiendo que El camina con nosotras.
Comunidad-Taller de Sevilla
Gracias, hermanas, por compartir esta experiencia fraterna. Hermanas queridas de Cádiar, lo que habéis sembrado quedará para siempre en el corazón de las personas que habéis acompañado, y sobre todo, en el corazón de nuestro buen Dios.
ResponderEliminarCon cariño, vuestras hermanas de la Comunidad del colegio Patrocinio de San José de Lima