Desde Medellín, Colombia.
Marzo 8 de 2015
Yo soy
NORA PATRICIA, estudié técnica en
electricidad en la Institución técnica San José Obrero, sede Francisco
Butiñá.
Soy una
mujer adulta, casada y con hijos ya grandes. Mi esposo se pasó toda la vida aplastando mis sueños e
ilusiones, su frase favorita para dirigirse a mí o para hablar de mí, era: “no
sirves para nada, eres una inútil…” Al
fin tomé la decisión de dejarlo y seguir mi propio camino por eso ingresé a la
Institución para prepararme para un trabajo digno.
Éramos 30
alumnos en el curso, 26 hombres y 4 mujeres. Yo era la mayor en edad.
Ingresé a
estudiar por la falta de oportunidades laborales, por no tener un estudio
definido que me abriera caminos en la vida. Me propuse, desde el principio
aprovechar las facilidades que nos brindaba la institución para ello:
refrigerios, transporte. Me esmeré por estudiar, me sacrifiqué para no
desfallecer. Sentí el apoyo de profesores, compañeros, todo el equipo
psicosocial.
Ya
finalizando la parte lectiva, fui llamada de la Fundación NUTRESA para una
entrevista de trabajo, a la cual asistí muy puntual y confiada.
Al llegar
allí y ver la cantidad de aspirantes al puesto sentí un poco de temor pues
éramos 10 personas de los cuales 9 eran
hombres y yo sola de mujer.
En la
entrevista grupal me fue muy bien y el psicólogo me dijo que me avisarían. Al
otro día me llamaron, como preseleccionada, para una entrevista privada. Llegué
una hora antes y el psicólogo al verme sentada en la portería se asustó.
La
entrevista fue a las 8 am con un representante de los mecánicos de servicio
técnico y un psicólogo.
En la
entrevista, dicen ellos, les gustó mi tranquilidad y honestidad. Al terminar me
dijeron que si quedaba me avisarían al día siguiente. Salí de la entrevista
casi a las 9 am y me llamaron ese mismo día a las 12 m diciéndome “que yo única
mujer era la escogida”. Sentí una alegría inmensa, llamé al profesor Renzo para
contarle y también se puso muy feliz.
La
empresa a la que ingresé es la que hace los tarros para envasar las galletas de
la fábrica NOEL. LITOEMPAQUES es una empresa maravillosa, me recibió muy bien,
los compañeros muy amables y colaboradores. Yo por mi parte siempre asistí a la
empresa puntual y cada día con la mejor actitud.
Todo el
tiempo de la práctica fue genial, aprendí mucho más. A los dos meses me dicen
que cuando termine la práctica me quedo trabajando con ellos. Sentí mucha alegría y orgullo, pues en la
empresa me decían que yo siendo mujer fuera capaz de realizar un trabajo de
hombres.
Terminé
mi práctica el pasado 18 de febrero de 2015, mucha gente me felicitó y el jefe me manifestó que gracias a mi buen
desempeño yo le abrí las puertas a las mujeres para realizar este trabajo tan
delicado y de tanta responsabilidad.
El
profesor Renzo hizo dos visitas a la empresa para que mis jefes calificaran mi
desempeño y el jefe le manifestó que
cuando a él le comunicaron que iba una mujer para servicio técnico a él no le
gustó y dijo: “una vieja, qué pereza, para tener que empujarla”, pero conmigo
se equivocó, antes me tienen que atajar.
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