Entre los días 20 al 23 de julio, nos reunimos un grupo de jóvenes de distintas provincias de Cuba y varias Siervas de San José para convivir, compartir, trabajar y profundizar en el seguimiento de Jesús.
El lugar escogido para vivir esta experiencia fue el Hogar de ancianas de Miramar (La Habana). La comunidad-taller presente en el Hogar, las abuelas y los trabajadores fueron los anfitriones y compañeros de camino en estos días.
Participaron jóvenes de Pinar del Río, Sancti Spiritus y Santa Clara, con los que hemos ido haciendo proceso en este curso, y animaron la convivencia Esther Ferrer, Sara María Salema y María Isabel García.
Con el lema “Anda buscando Jesús quien le ame… quien le siga” de nuestra Madre Bonifacia, fluyeron los tres días de convivencia, donde hubo espacio para la integración, recreación, trabajo, reflexión, oración y algo más…
Seguir a Jesús y ser creadores de Reino es cosa de todos los días, en cuanto vivimos y hacemos, desde las cosas más pequeñas, como lo vivieron Bonifacia, Butiñá y otros muchos hombres y mujeres. Desde esta perspectiva cada mañana ofrecíamos nuestra ayuda al Hogar con la limpieza, la jardinería, la organización y lo que fuera necesario para echar una mano en la obra.
La cercanía con las ancianas, el trabajar codo a codo jóvenes, trabajadores del Hogar y Siervas, junto a las relaciones de amistad y cariño que fuimos tejiendo, dieron sabor y color nuevo a la casa en estos días.
El taller manual, siempre presente en nuestras convivencias de verano nos ayudó a crear, compartir, descubrir habilidades y a recrear el carisma.
Un paseo por el malecón, una obra musical en el anfiteatro de La Habana y un chapuzón en el mar nos ayudó a integrarnos aún más, disfrutar y divertirnos en grande.
Iniciamos el último día de la convivencia con la misa dominical en casa, luego a recoger la experiencia de lo vivido y a evaluar.
La despedida nos dejó a todos deseos de más, de nuevos encuentros para seguir compartiendo tanto en los grupos locales como uniéndonos de varios lugares. También en nosotras, Siervas de San José esta experiencia ha dejado aprendizajes, nuevos vínculos, mucha gratitud y deseos de seguir trabajando y compartiendo con jóvenes nuestro don: vida, espiritualidad y carisma.
Siervas de San José.
Cuba.
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