Los días 12 Y 13 de octubre de 2019 hemos estado en Salamanca y Zamora 3 Siervas de san José de la comunidad del Paseo de los Olivos y 7 laicas/os de la lavandería Alavar en Madrid.
La finalidad del viaje era que el equipo de trabajo de la lavandería conociera la vida de Bonifacia para que comprendiera porqué hacemos lo que hacemos, qué pintamos las Siervas de San José con una empresa, que doten de sentido el trabajo en la lavandería y comprendan mejor algunos de los valores con los que trabajamos en Alavar como el silencio, el protagonismo de los trabajadores y las trabajadoras de inserción, el trabajo bien hecho, la exigencia mezclada con la compasión, la cercanía y la autoridad... A la vez, es una forma de empoderar al equipo porque se sienten importantes, tenidos en cuenta, atendidos de forma especial, con protagonismo y desde unas relaciones de igual a igual.
Al mismo tiempo se trataba de que fuera un espacio cultural (conocer las ciudades de Salamanca y Zamora que algunos no las conocían) y de convivencia entre nosotros para que los lazos sean más fuertes.
La verdad es que viendo los resultados puedo decir que los objetivos se han cumplido. El viaje tuvo mucha carga de información pero también mucho espacio de diversión y convivencia. Ahora algunos de ellos hacen referencia a cosas de Bonifacia en el día a día. Después del viaje hay entre nosotros un ambiente todavía más relajado, más risueño y de mayor confianza.
Susana de Andrés, ssj
A continuación os compartimos la experiencia que escribe Nieves Ramos Rosario:
La colada de Susana
El fin de semana 12 y 13 de octubre, el equipo de trabajo de ALAVAR, Empresa de Inserción de las Siervas de San José, fue a la fuente del proyecto. Atravesando la ancha Castilla, llegamos a Salamanca y Zamora. Allí es donde hace muchos años una mujer, Bonifacia tuvo una potente intuición: que el trabajo con amor era la mejor manera de hacer frente a la exclusión que vivían mujeres empobrecidas. Ella era empresaria y sabía de qué hablaba. Cordonera era la profesión con la que figura en los listados de empadronamiento de su ciudad natal, Salamanca.
Las intuiciones de las mujeres adelantadas en su tiempo no siempre encuentran gente dispuesta a seguirla en ese momento, más bien todo lo contrario, son objeto de críticas y denuncias. Sin embargo, ya sea por casualidad, providencia, gracia o justicia, el tiempo va poniendo a cada una en su sitio y ahora la Boni tiene su lugar altamente reconocido en la historia. Y sobre todo, intuyo que es lo que más le gustaría, en el corazón de la gente más vulnerable. Estas personas encuentran en la empresa de inserción ALAVAR, promovida por las Siervas de San José, el milagro de encontrar un trabajo digno, como dice Antonio. A sus cincuenta y dos años, producto de la crisis-estafa que hemos vivido hace poco, había perdido toda esperanza de volver al mercado laboral. En estos momentos está feliz y es uno de los trabajadores responsable del reparto, la cara de la empresa.
Junto a Antonio, una histórica Pepi. Ella llegó hace quince años, solamente ella y Mayte, la super trabajadora social acompañante, saben en qué estado y en qué circunstancias. Hoy, eso es un recuerdo y ya, no solamente forma parte de la plantilla fija, sino que es la encargada del turno de mañana; la que para irse tranquila el fin de semana dejó preparada hasta la faena del jueves; la que sigue emocionándose cuando recuerda los primeros pasos en el Paseo de Los Olivos, la que ha conseguido convertirse en un pilar fundamental de la empresa.
Pero como si de una película se tratara al grupo se ha incorporado Fátima y Reza, una pareja proveniente de Afganistán. Tuvieron que salir del país con dos niños pequeños, huyendo de los talibanes, saben lo que es recorrer las montañas, llegar a Europa dando tumbos, dormir en la calle, buscarse la vida como buenamente podían hasta que llegaron a ALAVAR. Hoy también, pasado el periodo de tránsito en la empresa de inserción, forman parte de la plantilla fija y son responsables de los turnos de tarde y fines de semana. Han podido cumplir el sueño de comprar un piso, que sus hijos vayan al cole, tener un coche e incluso poder ir de vacaciones este verano.
El equipo cuenta también con Saúl, el graduado social, amante de la historia, que completa el equipo responsable de este proyecto.
Pero tras todo este equipo también están Mariaje, Justy, Esther, Poche, Sonia, Adela, María Burrieza, Manuela Pérez, Manuela Miguel, Mariví, Almudena y un listado inmenso de gente.
Porque lo que hemos podido compartir este fin de semana es que este proyecto, ALAVAR, es la niña de los ojos para las Siervas de San José. Sienten que es la continuidad del Taller de la Boni y que la vida de todas ellas está llena de gentiles que hacen que los proyectos sigan adelante, dificultades incluidas.
Junto a la gran cantidad de información compartida y la contemplación, tanto del gótico como del románico de estas dos ciudades, nos llevamos el sentimiento de pertenencia, la necesidad de seguir haciendo esta magnífica colada a la que tanta energía ha dedicado Susana. Solamente quien ha trabajado en estos proyectos sabe lo que es desriñonarse, dedicar muchas, muchas horas, gestionar frustraciones, modelar equipos, hacer frente a la facturación, desenmascarar cantos de sirenas pero también es verdad que nos permite conocer y disfrutar de la capacidad que tenemos de colaborar mutuamente, apoyarnos en los malos momentos, sacar adelante actividades, proyectos, ferias, de crear lazos profundos de ayuda mutua, confianza y de solidaridad.
Esa es mi parte, soy una adscrita a este proyecto con el que siempre he disfrutado mucho, una voluntaria entusiasmada con la gente que realmente apuesta por esta industria cristiana. Además, actualmente colaborando desde la Red Social Koopera para estudiar nuevas posibilidades de crecimiento de Alavar. Está claro que esa nave de mil metros “cúbicos” tiene muchas posibilidades y seguiremos haciendo para que el corazón de la Boni siga latiendo con la alegría de cada nuevo contrato firmado, de cada inserción consolidada, de cada conquista realizada.
Nieves Ramos Rosario
Un placer haber podido acompañaros.
ResponderEliminar