“Que tus raíces estén tan profundas en Dios,
que nada ni nadie te sacuda”.
Ha finalizado el año 2020, un año diferente, marcado por el Covid 19, la visualización y el recrudecimiento de otras muchas “pandemias” que se gestan en el día a día en nuestros entornos. Un año que ha suscitado multitud de sentimientos, interrogantes, temores, certezas…, pero un año en que también, Dios ha estado presente acompañando, sosteniendo, animando, hablando. Doce meses de vida en abundancia, de crecimientos, de aprendizajes, que queremos recoger y compartirles.
Si tomamos la imagen de la vid, este es tiempo de contemplar y acoger la cosecha, de disfrutar de nuestro trabajo y saborear el fruto que hoy en nuestras manos tenemos. Por ello, como Comunidad de Juniorado Congregacional, agradecemos este tiempo de convivencia fraterna, el haber podido aprender unas de otras, de las distintas culturas, de la riqueza de cada una, y el inculturarnos en esta tierra colombiana con su gente sencilla y acogedora, sus arepas, su “tinto”, su agua panela.
Durante este tiempo hemos procurado el cuidado de unas por otras, apoyándonos y sosteniéndonos en la esperanza, viviendo de manera creativa y saludable. Hacer Shibashi para orar y entrar en contacto con nuestro cuerpo al iniciar el día ha significado para nosotras una experiencia enriquecedora.
Hemos aprendido que la vida es un regalo maravilloso, que cada persona es un misterio y que el Señor nos invita a crecer en relación, a descubrirnos parte de este todo que llamamos Universo-Creación, el cual debemos cuidar. Hemos aprendido a amar y valorar lo que somos, lo que tenemos, nuestro tiempo, nuestro momento.
En este 2020 como parte de nuestra formación hemos vivido la experiencia de estudiar en una universidad católica, pero con corazón ecuménico. Los estudios de Teología han cuestionado nuestra fe y nuestra manera de expresarla, fortaleciendo nuestra vocación y la imagen del Dios de Jesús. El poder compartir de manera presencial o virtual con religiosos/as de otras congregaciones, jóvenes católicos, jóvenes de otras Iglesias o incluso no practicantes, fue un paso y una puerta abierta al diálogo y al respeto mutuo.
Evangelizar a través de los medios de comunicación supuso un gran desafío que nos llevó a ser muy creativas para trasmitir el mensaje y despertar la fe en niños y jóvenes. Disfrutando al final del año del gozo de ver hecho realidad el deseo de los niños con su Primera Comunión y los jóvenes con su Confirmación.
Es cierto que la pandemia frenó nuestro acercamiento a los hogares del barrio y la visita a los mismos, más no impidió que conociéramos muchos rostros que con nombres propios y realidades fuertes llegaron a nuestra puerta pidiendo ayuda de diversos tipos, haciéndonos partícipes de su historia de vida.
Nuestros valores carismáticos de solidaridad e identificación con Jesús obrero y el mundo trabajador pobre se han fortalecido cuestionando nuestra manera de vivir y de relacionarnos con otros. Que en este año dedicado a San José: padre que enseña el valor, la dignidad y la alegría del trabajo, sea para nosotras, tiempo propicio de contemplarlo y aprender a vivir a su estilo.
También queremos agradecer la cercanía y el cariño de las hermanas de las distintas zonas y provincias de la congregación que durante el año que terminó se hicieron presente de diversas maneras animándonos y sosteniéndonos.
Llegado el 2021, el Señor nos regala un nuevo año cargado de retos, sueños, esperanzas... Y para estrenarlo, desde el día 5, nuestra Comunidad Taller se enriquece con la presencia de Katherine Rodríguez, juniora de la Zona de Colombia, que formaba parte de la Comunidad de Bosques en Bogotá, a quien acogemos con mucha alegría e ilusión. (En la foto falta Cecilia Belleza que está de vacaciones en Filipinas).
Crece la familia comunitaria y la disponibilidad para seguir confiadas en la fidelidad del Señor que nos sigue llamando a trabajar y hacer presente Nazaret.
El día 10 de enero, aniversario del nacimiento de nuestra Congregación, recordamos y agradecemos la vida nuestras primeras hermanas. Celebraremos en unión a todas, con la alegría de sabernos portadoras y cuidadoras de la luz que Bonifacia encendió hace 147 años. Ese día acompañaremos a María del Pilar Meneses en su renovación de votos y luego nos disponemos a vivir nuestros Ejercicios Espirituales. Desde ya, les pedimos su oración.
Que el Dios de la vida que se encarna y se nos muestra en lo cotidiano, nos siga guiando a cada una de nosotras sus hijas amadas. Que a imitación de nuestros Fundadores estemos atentas a su Palabra, dóciles al llamado y disponibles para acoger sus proyectos.
Un abrazo fraterno
Katherine, Cecile, Nicole, Nadine, Mª del Pilar, Yen, Mabel, Wilma, Mª Josefa
Hermanas del Juniorado Congregacional
Nice to hear from all of you, prayers promised as you go through your retreat. May Jesus whom you encounter ignite the fire within.
ResponderEliminarThank you very much Sisters for sharing your experiences and reflections and also pictures of your formation during these moments of the pandemic. Inspiring and enriching! May the New Year continue bringing to you blessings, learnings, joy, depth of faith and sisterly relations! We are one with all of you in Jesus, Mary and most specially our beloved patron St. Joseph during this year dedicated to him.
ResponderEliminarCT ILOILO FILIPINAS
Muchas gracias por esta bella comunicación. Llena de VIDA y contagiosamente llena de gizo y esperanza. Las seguimos acompañando con nuestro cariño y oración. CT Lugo - Estación
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