Nuevamente nuestro Hogar se llena de color, alegría y fiesta con la presencia de jóvenes dispuestas a echar una mano, a colaborar en el cuidado de las ancianas. Esta vez son Virgen y Daniela, novicia y aspirante respectivamente de las Siervas del Corazón de María las vienen a formar parte de la gran familia que somos en el Hogar. Enviadas por su congregación a vivir esta experiencia que nos enriquece a todos, hemos pasado abuelas, trabajadores y hermanas, unos días muy especiales junto a ellas.
La misión en esta gran obra, la vida, la Palabra de Dios y la oración, el trabajo y la mesa compartidos, las actividades y el contacto con las abuelas han hecho de esta experiencia algo muy bueno y significativo para ambas congregaciones.
En el Hogar como en todo lugar de la Congregación hay de estos tres dones: trabajo, fe y amor. Lugar para el trabajo bien hecho, con dedicación y amor, para el cariño y las relaciones humanas, la formación que nos ayuda a crecer como personas y la relación con Dios.
Virgen y Daniela han participado de todo esto en los catorce días que nos han acompañado, regalándonos su frescura, también su don carismático de Siervas del Corazón de María. Como el trabajo no falta han echado mano en todo cuanto han podido, también han participado del encuentro de formación con los trabajadores y de la vida de la comunidad.
Con destreza y alegría han ingeniado una gran fiesta para todos en casa: la “Fiesta del Ayer” haciéndonos disfrutar y recordar canciones, bailes, programas de cuando las abuelas eran jóvenes. ¡Hemos disfrutado a lo grande!
Gracias Virgen y Daniela, gracias hermanas Siervas del Corazón de María por este gran regalo.
Ancianas, trabajadores y comunidad de Siervas de San José
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